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El Primer Orégano
Como el mejor de los oréganos para sazonar el mejor de los juegos

 

Más de 500 dominicanos han debutado en la historia de las Grandes Ligas encontrando las puertas abiertas de ese fascinante mundo conocido como béisbol organizado.

Todos tienen que agradecer a una sola persona que le quito de una vez y para siempre el candado a esa puerta poniendo un sazón especial a ese mundo… orégano.

El miércoles 17 de mayo de 1933 nació en la calle Sánchez del Municipio de San Fernando en Monte Cristy, un niño llamado Osvaldo José Virgil quien con el tiempo se convertiría en leyenda.

Cuando tenía 13 años su familia se muda a New Jersey en desacuerdo con el régimen Trujillista y continúa jugando béisbol al año siguiente.


En aquellos tiempos la pasión del juego cautivó a Ozzie quien le toma amor al deporte sin pensar en grandes salarios entrando en un grupo de hombres que juegan un béisbol romántico.

Por su procedencia donde se sazona la carne de chivo con orégano y su forma de poner sabor al juego lo apodan de esa manera.

Para la época, los latinos eran discriminados en el béisbol organizado y a Virgil esto no lo detiene, más bien le llama la atención el deporte, sin abandonar nunca los estudios.

Al cumplir los 18 años es llamado por el ejército norteamericano para hacer el servicio militar obligatorio.

Durante un año logró grandes experiencias en esa etapa de su vida llegando a participar en la guerra de Corea como
timonel de lanchas y alcanzando el rango de Sargento.

Cuando regresa a Estados Unidos vuelve al terreno de juego donde despierta el interés en varios equipos grandes.

En 1953 George Marsk se convierte en cómplice de la historia sin saberlo firmando para los Gigantes de Nueva York al
primer jugador de Quisqueya.

En los próximos años Virgil participa en las ligas menores y no es hasta el 23 de Septiembre de 1956 que le toca la oportunidad de jugar en Grandes Ligas.

En más de una ocasión Osvaldo ha reconocido que ese día se sintió tan contento como nervioso por su condición de pionero y falló en cuatro turnos al bate, como tercera base.

Sin embargo ese año Ozzie solo jugó tres partidos y en doce turnos terminó con 12 hits para un promedio de .417.

Al año siguiente el “Orégano” se establece con los Gigantes participando en 96 juegos, 62 de ellos como defensor de la tercera almohadilla, 24 como jardinero y uno en la parada corta, además de ser bateador emergente.

En esa temporada agota 226 turnos con 53 hits entre ellos cuatro jonrones para terminar con un promedio de .235 al bate.

En 1958 vuelve a hacer historia cuando es cambiado a Detroit y se convierte en el primer jugador de color en esa franquicia. En su debut pegó de 5-5.

Esa temporada llega a jugar 49 partidos, todos como tercera base, y en 193 turnos pega 47 hits para .244 de promedio.

Quizás lo más grande realizado por Osvaldo Virgil no fueron los números en su permanencia de nueve temporadas en las mayores, sino la oportunidad que le brindó el destino de ser primero en muchas situaciones y como las aprovechó.

El mejor ejemplo de esto le sucedido a Ozzie en 1984 cuando siendo asistente de Dick Williams, dirigente de los Padres de San Diego, tuvo que hacerse cargo del conjunto por diez juegos en lo que este cumplía con una suspensión,  convirtiéndose en el primer Dominicano en dirigir un equipo de las mayores.

Por sus hazañas la Liga Dominicana de Béisbol y todo el país celebran con el presente torneo otoño-invernal los cincuenta años de la llegada del dominicano a las Grandes Ligas y Mister Deportes felicita a Don Osvaldo Virgil por su ejemplo.
 

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